Prefiero mil y una despedidas amargas
que una sola sin saborear tu aliento,
que ni todas las lágrimas que tengo
pueden reblandecer este dolor,
que te acabas de ir y ya te echo de menos.
Y luego me preguntas que por qué te quiero...
¿no te conoces?
¡no lo entiendo!
Y luego, entre tu voz y mis lamentos,
entre tu sonrisa y mis lágrimas,
entre volar o quedarme quieto,
que alguien me diga como parar esto
que ya voy sobrevolando tu concejo,
que desde aquí arriba ya puedo oler tus besos.
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10 mayo 2007
Vuelve pronto
Potado por Robert a las 16:51
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